Hace unos días publicaba para San Valentín un artículo para ayudar a romper la rutina en la pareja. A partir de ese momento, he estado recibiendo mensajes diciéndome que el problema rutinario que encontraban era en el terreno sexual. Y como me encanta que me hagáis sugerencias, este artículo va dirigido exclusivamente a la rutina sexual.
La sexualidad es una de las grandes áreas en la vida de una pareja, y de las cosas que más preocupan cuando vienen a terapia. Comenzamos a darnos cuenta de que algo no va bien en la relación, cuando las prácticas sexuales van siendo cada vez más escasas.
Aunque al principio de una relación el deseo es muy fuerte, es común y normal que nos vayamos apagando un poco. Cuando observamos esto es muy importante la comunicación con la pareja y buscar soluciones. Caer en la rutina no es algo del todo negativo. A lo largo del tiempo hemos llegado a conocernos muy bien y nos dirigimos directamente a aquello que ya sabemos que nos funciona. Una rutina garantiza el orden, por lo que nos hace sentir seguros y cómodos. Por otra parte, nos niega la posibilidad de explorar y evolucionar, llevándonos inevitablemente a la apatía y la desgana.
De igual forma que no nos apetece comer siempre el mismo plato de comida, el sexo funciona del mismo modo. Por mucho que me guste este plato, si lo como todos los días me voy a acabar cansando. No me va a provocar el mismo placer que antes y comenzaré a evitarlo.
La vida diaria, el estrés, trabajo, hijos… al final, todo esto hace que le dediquemos tiempo a cualquier cosa antes que a nuestra pareja. Y si vamos a dedicarnos tiempo, no planteamos las relaciones sexuales. A menudo observo que las parejas que acuden a terapia han establecido un horario determinado para mantener relaciones. Es decir, hay programado un dónde y un cuándo. Normalmente suele ser en el dormitorio, al final del día. Dejar el sexo para última hora provoca que ya estemos agotados de toda la jornada. Estamos deseando meternos en la cama y dormir. Es por ello que se produce también un cómo. Va a ser la forma más rápida para acabar pronto y poder dejar “los deberes hechos”.
¿Cómo podemos romper con esta idea?
Lo más importante va a ser mantener una mente abierta y flexible. Hemos sido demasiado rígidos con nuestras normas del dónde, cuándo y cómo en el sexo, por lo que vamos a romper con esto y comenzar a dejarnos llevar y conectar con nuestros deseos.
Para esto va a ser necesario una comunicación fluida y constante con la pareja. Vamos a intentar sobreponernos al miedo y la vergüenza, y vamos a explorar nuestros propios deseos. Probar cosas nuevas, cambiar los lugares, e incluso cambiar de personalidad.
El deseo y las fantasías van a ser claves para promover este cambio. Por si no se os ocurre os dejo algunas ideas:
- Volver a tener una cita: Con el tiempo, las citas se van acabando, dejando paso a una vida en conjunto. Pero volvamos a conectar con esto por un momento. En las citas había nervios, excitación, necesidad y anhelo. Volver a recordar esos momentos, arreglarnos y vestirnos para gustar y gustarnos y con la incertidumbre de ¿Cómo puede acabar la noche?
- Buscar inspiración en el cine, series, libros…: Podemos recrear alguna escena que nos guste o nos parezca excitante. Podemos leer relatos o libros eróticos. Lo importante es conectar con el deseo sexual que estaba dormido.
- Role-playing: Cambio de personajes. Podemos jugar a que somos desconocidos o cambiar nuestras propias personalidades para explorar nuevos entornos.
- Streaptease: Ropa, música y baile, ¿qué más podemos pedir? A veces la gente me dice que no sabe hacerlo. ¡Claro que no! Sólo es cuestión de hacer lo que nos pide el cuerpo, observar a la pareja y dejarnos llevar por el momento.
- Juguetes sexuales: Aunque a veces nos cuesta aceptar a un tercero en la cama, el incorporar juguetes sexuales da mucha vida. Recordemos que no sólo hay juguetes para mujeres y hombres, si no que también hay juegos para parejas. Disfrutemos ambos y vamos a olvidarnos de los prejuicios.
Podríamos seguir hablando de ideas varias, pero de momento, hay bastante para ir empezando. Recordemos que si se nos hace difícil o, aunque probando esto, las cosas no mejoran, es el momento de acudir a un profesional.