Ya llevamos un par de días de cuarentena “oficial” (algunos empezaron un poquito antes). Aunque todos/as comprendemos y adoptamos las medidas pertinentes, el aislamiento suele ser una experiencia desagradable. La separación de nuestros seres queridos, pérdida de libertad y autonomía, incertidumbre, aburrimiento… Pueden tener consecuencias en nuestra salud psicológica. Hoy, me gustaría centrarme en un efecto en concreto: la sobreingesta emocional.
Para ello, vamos a aclarar un concepto importante como es el hambre emocional. Este término hace referencia al estado en el que comemos sin tener hambre real. Se produce como respuesta a determinadas necesidades psicológicas. Ante emociones que nos resultan complicadas de gestionar, la comida se convertiría en nuestra vía de escape.
Cuando mantenemos este tipo de ingesta y la convertimos en un hábito, se come de manera descontrolada e impulsiva. Es difícil de parar. El hambre emocional está relacionado con determinados trastornos de la conducta alimentaria. Además, alimentos ultraprocesados o poco saludables, están estrechamente ligados con emociones negativas.
¿Qué podemos hacer?
En primer lugar, es importante que identifiquemos si estamos ante hambre real o emocional. El hambre emocional va a aparecer de forma repentina. Es una necesidad por un alimento concreto y que debemos satisfacer inmediatamente. Podemos seguir comiendo incluso aunque tengamos la sensación de estar repletos. Al terminar de comer, aparecen sentimientos de culpabilidad o vergüenza.
Una vez hayamos identificado nuestro hambre emocional, necesitamos determinar qué emoción hay detrás. La sensación de estar encerrados, frustración por no poder salir, miedo e incertidumbre por no saber cuánto durará o cómo afectará, aburrimiento conforme vaya pasando el tiempo… incluso pueden comenzar a aparecer ciertos roces entre miembros de la familia y/o pareja.
Ser conscientes de las causas que nos llevan a descontrolar, ayuda a poder gestionarlas de forma adecuada. Cuando determinamos que comemos o vamos a comer por una emoción, vamos a ser más capaces de redirigirnos hacia alimentos más saludables.
Para todas aquellas personas que estén en tratamiento por trastorno de la conducta alimentaria o por alguna problemática relacionada con el hambre emocional, por favor, manteneos en contacto con vuestros especialistas. Este período va a ser especialmente complicado para vosotros/as. Seguid las indicaciones de vuestros terapeutas.
Si no hay ningún tipo de tratamiento, aquí os dejo algunas pautas
- Aunque todo se haya modificado por la estancia prolongada en casa, vamos a intentar que cambie lo menor posible. Planificar nuestra rutina como si saliésemos de casa. Tener horarios, nos ayuda a estar más activos y tener la sensación de estabilidad
- Planificar mis comidas. Para esto nos vendrá bien hacer menús para toda la semana. Además, es importante mantener las comidas que se realizaban antes y en un horario similar para gestionar las sensaciones de hambre y saciedad
- Cocinar con antelación. Si ya tengo la comida preparada, será más complicado que la cambie
- Mantener los alimentos ultraprocesados lejos de la vista, mientras que los alimentos más saludables los puedo colocar a simple vista. Esto es una técnica que también usan los supermercados para vender más de determinados productos
- Escribir. Expresar nuestras emociones y la situación que vivimos nos va a ayudar a soltar y gestionar todo lo que estamos viviendo. Recordemos que el hambre emocional se produce por una necesidad psicológica y que es importante identificarla. Escribir puede ayudarnos en este proceso
- Técnicas de distracción. Tanto para sobrellevar la cuarentena como para evitar la sobreingesta, es importante mantenernos distraídos. Realicemos una lista de actividades que queremos realizar durante este tiempo, e ir intercambiando según la necesidad
- Buscar apoyo en casa o fuera. Hablar con gente y transmitirles nuestra necesidad. O simplemente charlar cuando mi sensación de hambre aparezca
- Normalizar nuestras emociones. Son muchos días y vamos a sentir agobio
Por último, recordemos que esta cuarentena no es incompatible con un tratamiento psiconutricional o psicológico. Por suerte, tenemos una flexibilidad que en otras profesiones no se da, y es que podemos seguir realizando nuestra labor vía online. Es importante prevenir este tipo de secuelas y no siempre se va a poder hacer por cuenta propia. Ahora es cuando es más importante pedir ayuda a los profesionales adecuados.
Recursos gráficos obtenidos de Foto de Comida creado por Racool_studio – www.freepik.es